Ya teníamos locomotora y compuertas. Quedaba por situar la pala cargadora, así que necesitábamos poner doble vía.
En la galería de arriba había un cambio que no llevaba a ninguna parte, ya que donde estuvo el martillo de barrenar se había convertido en “labor abandonada”.
Tras mucho pelear con los raíles empotrados en el hormigón, conseguimos desmontar el cambio, las barradas de vía necesarias y “engañar” a Andi, Paulino y Luis para que nos ayudasen a bajar las barradas a la galería inferior y a picar el hormigón de la escalera que caía ¡justo! donde debía ir el corazón del cambio.
Tras volver a hacer de camineros a la antigua usanza, con un gato de 100 kilos (no sabemos si ése es su peso exacto, pero lo parece), una barrena y un vate (que también pesa lo suyo), conseguimos colocar el cambio y la doble vía para la pala.
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