Historia Escolástica
“Que todos cuantos socialmente estaban considerados como cabezas de familia se empadronasen en el lugar de donde eran originarios y que cada uno de ellos entregase al gobernador de su provincia de origen un denario de plata... en calidad de tributo y en testimonio de su condición de súbdito al emperador de Roma... José vivía en Nazareth, pero con descendencia de David tuvo que ir a empadronarse a Belén. No podía saber de antemano si tardaría poco o mucho en regresar; el alumbramiento de María era inminente; no quería el dejar aquel riquísimo tesoro que Dios le había confiado en manos extrañas; prefería custodiarlo por sí mismo con exquisita diligencia; por eso llevó a su esposa consigo”.
La Leyenda Dorada. Natividad del Señor.
(Colaboración de F. Cuevas y C. Alonso)
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